jueves, 12 de enero de 2012

Cap.1.-Acompañada de un amigo; perseguida por un sueño.

¿Y qué, si mis padres dicen que no es para mí? ¿Y qué, si dicen que debería hacer algo más constructivo para mi futuro? ¿Y qué, si dicen que no tengo suficiente material? ¿Y qué? Desde pequeña me han enseñado a perseguir mis sueños, a luchar por lo que quiero y hacer lo que yo de verdad quiero hacer, sin que me importen las opiniones de los demás.
Y me encuentro, una vez más, encerrada en mi habitación, con mis lágrimas a punto de tocar el suelo, con la carta de Mike en mi mano.
Mike es, sin duda, el mejor amigo que he tenido en toda mi vida. Nos conocemos desde pequeños, cuando jugábamos con la plastilina del parvulario, al escondite, al pilla pilla, desde que, por decirlo de alguna manera, éramos felices.
Mike siempre está ahí para sacarme una sonrisa en mis peores momentos, para ayudarme con todos y cada uno de mis problemas, ya sean amorosos, o familiares; con todo. Es el único dispuesto a ayudarme a cumplir mis sueños, aunque en realidad, sólo tengo uno, al igual que él. Desde que nuestra cabeza estaba a pocos centímetros de los pies, Mike y yo, siempre nos hemos sentido atraídos por todo lo que tenía que ver con el baile, por desgracia, ni mis padres ni los de él tienen suficiente dinero para llevarnos a una academia de baile. Todo lo que sabemos lo hemos aprendido en la calle, en "nuestra pista" como le solemos llamar, aunque lo cierto es que no es nuestra; le pusimos ese nombre a los seis años, porque era a donde él y yo solíamos ir a jugar y a bailar, donde inventábamos nuestras nuevas coreografías, donde pasábamos horas y horas hablando sin tener en cuenta los minutos ni los segundos, donde pude llamarle AMIGO de verdad, por primera vez.
Uff, casi me olvido! Me llamo Marylin, pero todo el mundo me llama Mary. Tengo 16 años y bla bla bla, tampoco hay muchas cosas interesantes que contar de mi vida; detalles no importantes. Llevo una vida como la de cualquier adolescente, aunque quizás sea algo más complicada. Vida aburrida, centrada en los estudios por obligación de mis padres. La verdad, no soy mala estudiante, pero veo que eso no es para mí; lo que yo quiero es triunfar en el baile y mis padres, los que deberían estar apoyándome en estos momentos, me dicen que lo único importante son los estudios. Sí que son importantes, claro que sí, pero no es lo único esencial en la vida; todos tenemos derecho a hacer lo que nos gusta de verdad y, por lo visto, yo no tengo ese derecho.

Como decía hace un rato, Mike me acababa de entregar una carta, justo antes de llegar a casa de clase y recibir una bronca de mis padres por no haber recogido el desayuno; todo son quejas hacia mí y todo lo hago mal, según ellos.
La carta de Mike pone: Para que la mejor amiga del mundo pueda, por fin, cumplir sus sueños.


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