martes, 17 de enero de 2012

Cap.3.-Estaba claro, que ese era nuestro sitio.

(Conversación telefónica)
[...]
Marylin: Mike, esto no es como cuando éramos niños y hacíamos ciertas travesuras, esto es serio. ¡No podemos falsificar la firma de nuestros padres, no podemos!
Mike: ¿Pero no era que querías hacer esto, no era que ibas a hacer todo lo posible para conseguirlo? Ya veo lo interesada que estás...
Marylin: Sí, Mike, pero esto es pasarse...¿y si nos descubren qué?
Mike: Pues si nos descubren, nos descubrieron; si no arriesgas, no ganas, así son las cosas.Yo quiero intentarlo, pero quiero que sea contigo.
(...)
Mike: ¿Estás ahí?
Marylin: Bueno, de acuerdo, lo haré.
La verdad, tenía miedo. Es verdad lo que se dice de "Si no arriesgas, no ganas", pero tenía miedo de verdad.

Pensaba en Mike, esto es muy importante para él y para mí también y, a pesar de todo, iba a hacerlo, aunque  el miedo que habitaba en mi interior no se iba a esfumar en mucho tiempo.
A la mañana siguiente me levanté con más ganas que nunca; estaba emocionada por lo que pudiera pasar durante el día de hoy. Cogí rápidamente una camiseta, un pantalón y esas Vans a las que tanto cariño le tengo y que mi madre se empeña en tirarme. Bajé rápidamente las escaleras. Abajo, en la cocina, estaba mi mochila preparada, el desayuno recién hecho y una nota de mi madre pegada en la nevera:
Cariño, tu padre y yo nos hemos ido esta mañana temprano a hacer unos recados fuera de la ciudad. Tienes comida para calentar en la nevera y en el horno. Volveremos por la noche.                              Te quiero.
Normalmente, me habría enfadado y habría ido corriendo a llamar a mi madre para pedirle explicaciones por haberme dejado sola, pero hoy me convenía que no estuviesen en casa, ya que hoy era el día en el que Mike y yo íbamos a faltar a clase, por primera vez en toda nuestra vida, para apuntarnos al concurso.
Llegué a la parada del bus y ahí estaba Mike esperándome ya que, para variar, era yo la que llegaba tarde. Cogimos el bus y llegamos a donde marcaba la dirección en el folleto. Era un sitio muy grande, como un enorme teatro, hecho para bailar y para actuar. Estaba claro que ese era nuestro sitio.
Nos acercamos a la puerta.
TOC TOC TOC
(...)

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